“El padre celestial de la libertad de expresión, el impoluto fiscal del periodismo independiente, democrático y pluralista, o sea: el diario Clarín, vuelve una vez más a practicar la censura.
Ahora ha recurrido a la Justicia para que se le prohíba a un grupo de periodistas ejercer su oficio como editores y redactores del sitio www.quetepasaclarin.com, creado en marzo de este año.
¿Puede sorprender la reacción del multimedia que viene alertando acerca del peligro que significaría para el país, y la humanidad toda, la sanción de una nueva Ley de medios de comunicación que reemplace a la que rige desde la última dictadura?”
Así comienza el periodista Claudio Díaz una nota donde cuenta cómo el matutino Clarín consiguió que un juez prohibiera el blog mencionado por el sólo hecho de tener la palabra clarín en su nombre.
En realidad, su temor era que el blog buscaba ser un espacio de análisis y reflexión que diera cuenta de la influencia que ejerce el sistema mediático constituido por los grandes grupos periodísticos que monopolizan la información.
Y claro, empezó a ser muy popular, todos aportaban a descubrir cómo se manipula o cómo se oculta la información por parte de los multimedios, que buscan que exista una sola verdad, una sola agenda: la que conviene a sus intereses.
Claudio Díaz sabe de esto, porque trabajó en uno de los suplementos de Clarín por siete años y denunció que debió renunciar ante las presiones que debió soportar para que escribiera a tono con los intereses del medio, tergiversando la realidad.
Eso no es ninguna novedad, lo vemos diariamente en los suplementos locales del multimedia, que se sostienen sólo por la publicidad oficial (de los municipios y de los propios gobiernos provinciales y nacionales), que son verdaderos voceros del oficialismo sea cual fuera. Allí se ningunean los problemas y todo es ‘color de rosa’.
Eso demuestra algo que más de una vez se dijo: los grandes medios ya ni siquiera defienden ideologías, sólo defienden intereses, sus intereses.
La concentración crece y los gobiernos mismos no se animan a cercenar sus privilegios, por temor a su poder de imponer temas y encausar el ‘humor’ de ciertos sectores de la población.
El sólo pensar que la propia dictadura de Videla los privilegió (a Clarín y a La Nación) con las acciones de Papel Prensa (¿por qué habrá sido?), y que aún hoy ningún gobierno democrático se animó a quitarles el poder de monopolizar el papel de diario, causa escalofríos.
Dominan los diarios y revistas de la mayor parte del país, tienen el papel, controlan la televisión y el cable, tienen acciones en las compañías telefónicas, en los pool sojeros, manejan emisoras AM y FM, impulsan leyes para que le quiten impuestos y quieren que se respeten los privilegios obtenidos con gobiernos de facto. ¿No es hora de ponerles algún freno?
Ahora ha recurrido a la Justicia para que se le prohíba a un grupo de periodistas ejercer su oficio como editores y redactores del sitio www.quetepasaclarin.com, creado en marzo de este año.
¿Puede sorprender la reacción del multimedia que viene alertando acerca del peligro que significaría para el país, y la humanidad toda, la sanción de una nueva Ley de medios de comunicación que reemplace a la que rige desde la última dictadura?”
Así comienza el periodista Claudio Díaz una nota donde cuenta cómo el matutino Clarín consiguió que un juez prohibiera el blog mencionado por el sólo hecho de tener la palabra clarín en su nombre.
En realidad, su temor era que el blog buscaba ser un espacio de análisis y reflexión que diera cuenta de la influencia que ejerce el sistema mediático constituido por los grandes grupos periodísticos que monopolizan la información.
Y claro, empezó a ser muy popular, todos aportaban a descubrir cómo se manipula o cómo se oculta la información por parte de los multimedios, que buscan que exista una sola verdad, una sola agenda: la que conviene a sus intereses.
Claudio Díaz sabe de esto, porque trabajó en uno de los suplementos de Clarín por siete años y denunció que debió renunciar ante las presiones que debió soportar para que escribiera a tono con los intereses del medio, tergiversando la realidad.
Eso no es ninguna novedad, lo vemos diariamente en los suplementos locales del multimedia, que se sostienen sólo por la publicidad oficial (de los municipios y de los propios gobiernos provinciales y nacionales), que son verdaderos voceros del oficialismo sea cual fuera. Allí se ningunean los problemas y todo es ‘color de rosa’.
Eso demuestra algo que más de una vez se dijo: los grandes medios ya ni siquiera defienden ideologías, sólo defienden intereses, sus intereses.
La concentración crece y los gobiernos mismos no se animan a cercenar sus privilegios, por temor a su poder de imponer temas y encausar el ‘humor’ de ciertos sectores de la población.
El sólo pensar que la propia dictadura de Videla los privilegió (a Clarín y a La Nación) con las acciones de Papel Prensa (¿por qué habrá sido?), y que aún hoy ningún gobierno democrático se animó a quitarles el poder de monopolizar el papel de diario, causa escalofríos.
Dominan los diarios y revistas de la mayor parte del país, tienen el papel, controlan la televisión y el cable, tienen acciones en las compañías telefónicas, en los pool sojeros, manejan emisoras AM y FM, impulsan leyes para que le quiten impuestos y quieren que se respeten los privilegios obtenidos con gobiernos de facto. ¿No es hora de ponerles algún freno?
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